Interiores. Por Laura Lattanzi


Interiores

¿No eres, acaso, nuestra geometría,
ventana, simplísima forma
que sin esfuerzo circunscribes
nuestra vida enorme?

Rainer María Rilke

 

La ventana es una figura de extensa significación en el campo del arte, dispositivo que hace visible lo invisible, ya sea como metáfora de la relación de un cuadro con el exterior ya sea como representación de una mirada interior. La ventana como marco, línea de demarcación sujeto-objeto, interior-exterior, realidad-ficción, simplísima forma en la que circunscribir lo enorme, intento de capturar o acercarse a la imagen en tanto abierta, plena.

En la obra audiovisual Interiores, Gonzalo Aguirre presenta 32 versiones de una misma escena de la película del mismo nombre –Interiores (1978) de Woody Allen-, el momento en el que uno de los personajes cubre con cinta adhesiva las junturas de un ventanal. La escena es simple, sobria, algo minimal y geométrica: una mano despliega y presiona la cinta en los bordes del ventanal. El ruido de la cinta extendiéndose, la textura del material y la mano dominan el plano, un encuadre de líneas que se refuerza con la acción de una cinta adhesiva que se despliega y una mano que quiere fijarla.

La acción de encintar las demarcaciones de una ventana no es únicamente la clausura con un mundo exterior, sino, quizás, también el intento por reforzar su condición de limite, de retícula, engrosar la demarcación. Una acción por demás metafórica y fenomenológicamente sensible a la vez.

Gesto de una simplísima forma pero que al delinearse con lo abierto que implica la figura de la ventana como umbral, podría extenderse hasta lo metafísico. Sin embargo no es ese el camino que elige Aguirre, por el contrario, al presentar múltiples versiones de la misma escena, el artista opta por hacer de la acción de demarcación y cierre de la ventana una estructura significante abierta a las sustituciones.

32 versiones de una escena que se ofrecen en una pantalla doble, en donde el original (la escena de la película de Woody Allen) y su copia (las 31 versiones realizadas por estudiantes del artista y una de Aguirre mismo) se presentan en un mismo plano. El original siempre al lado del otro, la copia, cuyas versiones se suceden una detrás de otra. Montaje vertical que vincula el gesto de demarcar y clausurar las retículas de la ventana de la obra original con sus copias; montaje horizontal que hace de eso gesto algo sustituible, desplegando a la obra como una estructura de patrones que trabaja de manera indexical. Gesto vanguardista el de devaluar el original, en post de una apertura en donde las demarcaciones al repetirse pierden la fijeza para abrirse a las potencialidades de las variaciones.

Hay una relación coreográfica entre planos que hace que lo parece un ejercicio repetitivo deviene en la identificación de la singularización sus variaciones. Huinchas distintas, algunas más chicas que incluso no llegan a tapar las junturas, de distintos colores; ventanas, puertas, cómodas, de diversos materiales, tamaños; manos, también diversas, con tatuajes, con anillos, dedos más largos, más cortos, más finos. Una imagen que marca los bordes para expandirse, que en su repetición y diferencia desborda los límites. Un gesto que se repite y en esas repeticiones, se despliega. Tomar un gesto y ampliarlo por repetición, pero no de lo mismo, sino desde la potencia de la diferencia, una dinámica, singular, positiva por exceso, situada y múltiple.

Así Interiores, nos ofrece desde su iconografía de la ventana, su estética de delimitación de los bordes, el montaje que rompe con la separación entre original y copia y el dispositivo de la repetición, una propuesta que podemos categorizar como geometría de las diferencias.

Laura Lattanzi
Noviembre 2021.